Esto lo escribió un gran amigo mio, Gonzalo "Chino" Mansutti, lo comparto con ustedes.
El amor es una interminable ensalada de desencuentros, de utopías, de incertidumbres y de ilusiones. Es mucho más que el beso final de una peli de domingo o el estribillo pegajoso de una canción en la radio. El amor es el único invento capaz de darnos la mejor y la peor experiencia de nuestra vida en cuestiones de segundos. Es un par de días de inexplicable frenesí y extrema felicidad y también es un par de años de insoportable agonía y dolor en el pecho. Las dos valen lo mismo y se sienten por igual, aunque la duración sea tan dispar.
El amor es ingenuo, inteligente, frecuente, imposible, eterno, salvador, nocivo, sanador y enfermante. Todo eso en la misma ensalada, eso si, el amor es blanco o negro nunca gris. Nos hace perfectos o desagradables, héroes o verdugos, buenos o malos, imprescindibles o insoportables. Nos da la capacidad de regalar razones para vivir y en segundos fabricar motivos para el suicidio. Nos permite reanimar y matar a la misma persona. Nos disfraza de santos o demonios con una impunidad inexplicable.
Nada que tenga que ver con el amor pasa desapercibido, nada es olvidable, nada es liviano. Todo nos moviliza, todo nos marca de por vida, todo lo que tenga que ver con el amor nos cambia para siempre, nos hace ser otras personas, nos transforma en seres nuevos.
Poco se sabe del origen y la historia de este sentimiento. Lo único cierto es que quien lo haya inventado debería haber muerto con la certidumbre de impregnar en la sociedad la peor de las enfermedades, el mas tóxico de los vicios, la mas indomable de las adicciones.
La única forma de terminar con la agonía y el dolor del amor es volver a intentarlo.
